La economía argentina se beneficia por la suba en el precio de las materias primas agrícolas. Sin embargo, se ve perjudicada por el incremento en el precio de la energía que debe importar. El balance para el año sería relativamente “controlable”, de acuerdo al informe de research de un banco internacional.
El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que mantiene en vilo al mundo entero, tiene su impacto en la economía global y, por supuesto, Argentina no escapa de sus alcances.
Como consecuencia de la guerra, las materias primas básicas, como petróleo, gas y commodities de origen agropecuario, aumentaron su precio. La razón hay que buscarla en la reducción de la oferta internacional de estos productos, las sanciones comerciales que limitan el comercio y los cuellos de botella persistentes para satisfacer la demanda.
Según un análisis global publicado a mediados de abril por el Equipo de Research del Grupo BBVA, ''el conflicto militar entre Ucrania y Rusia y las severas sanciones asociadas representan un significativo choque de oferta, lo cual genera un efecto negativo tanto sobre el crecimiento de la economía mundial como sobre la inflación''.
En ese contexto, la economía mundial ralentizará su crecimiento -explica el BBVA- y, tras expandirse 6.1% en 2021, se espera que el PBI global avance solo 4% este año.
¿Cómo impacta en la Argentina?
Podríamos decir que ''una de cal y una de arena''. Argentina es uno de los principales países productores de soja, trigo y maíz, entre otros cereales y oleaginosas. Por un lado, el incremento en el precio de las materias primas de origen agropecuario beneficia a la economía doméstica, en tanto que la suba del petróleo la perjudica.
De acuerdo al mismo informe, Argentina tendría en 2022 un ingreso extra de USD $6.410 millones por exportaciones agrícolas. En 2021, ese sector exportó por un total de USD $35.862 millones y este año totalizaría USD $42.272 millones.
Entre las exportaciones locales de commodities agropecuarias, la soja y sus derivados son las de mayor peso. El valor internacional de esta materia prima pasó de aproximadamente USD 490 la tonelada en Chicago a fines de 2021, a cerca de USD $600 actualmente (aunque el precio muestra bastante volatilidad).
La otra cara
Así como la suba de commodities agropecuarios de los que Argentina es exportador favorecen al balance económico, el fuerte incremento en el precio del petróleo y del gas que el país está forzado a importar, porque no genera lo suficiente para abastecer la demanda, perjudican la hoja de cálculo.
Argentina necesita importar más gas y, a mayores precios internacionales, mayor gasto del Estado. Sumado a que, si el costo real de la energía se traslada, aunque sea parcialmente, a los precios que paga el consumidor final, la inflación (que en marzo marcó un pico de 6.7%) acusará el impacto.
En resumen, con algunas cosas que le juegan a favor y otras en contra, el impacto de la guerra sobre la economía local sería controlable.
De acuerdo al informe elaborado por el equipo de Research del Banco BBVA, ''la vulnerabilidad de la economía argentina ante los efectos negativos de la guerra en Europa es relativamente baja''. El informe estima ''un impacto ligeramente positivo en las cuentas externas debido a que el incremento de precios agrícolas será solo parcialmente compensado por la disparada del precio del gas que incrementa las importaciones de energía''.
Esto último -enfatiza el informe- ''afectará en forma negativa al déficit fiscal por el alza de la cuenta de subsidios. Dado el contexto global, se estima que el FMI permitirá que el gobierno se desvíe de la meta fiscal para 2022, sin que ello sea causal de freno en los nuevos desembolsos del organismo'', dicen los analistas del banco de origen español.