Se consideran moderados y prefieren las inversiones sustentables. Contra lo que recomienda la teoría, no son largoplacistas
Invertir ya no es cosa de millonarios -ese mito está desterrado por completo- ni tampoco cosa exclusivamente de adultos. Los jóvenes cada vez se interesan más por hacer pie en el mundo de las inversiones y aprender sobre el funcionamiento del Mercado de Capitales.
No es algo excepcional encontrar grupos de chicas y chicos sub-25 hablando sobre cotizaciones u oportunidades para comprar acciones de sus empresas favoritas. Incluso, los adolescentes de colegio secundario suelen colar el tema en los recreos.
El tipo de inversiones que más llaman la atención tanto de los ‘‘millennials’’ -o generación Y- como de los más jóvenes, los ‘‘centennials’’, son las que tienen un costado vinculado a lo sustentable.
Según se desprende de un estudio realizado por el grupo suizo UBS Investor Watch, a la hora comenzar de invertir, los jóvenes priorizan aquellos activos o proyectos que tienen posibilidad de generar un impacto positivo en lo ambiental, social y gubernamental. También a alcanzar independencia financiera por supuesto.
Cuestión de constancia
Uno de los pilares fundamentales de la inversión, es también el punto más flojo para las generaciones más jóvenes. ''Los millenials no creen en las inversiones a largo plazo pero sí tienen conciencia de que deben planificar y trabajar duro para tener un mejor futuro'', indica el estudio de UBS.
Si bien este cortoplacismo encaja en la forma de vida de los sub 30, acostumbrados a la inmediatez, se contrapone con lo que indica toda la teoría financiera: cuando se trata de decisiones financieras, el tiempo es clave para el éxito.
Cuánto más joven se empieza a invertir, más tiempo tiene el interés compuesto para hacer su ‘‘magia’’. El requisito indispensable: aportar con constancia, aunque sean cifras pequeñas, y reinvertir el rendimiento que se obtenga.
En este sentido, los autores de libros sobre inversiones y finanzas coinciden en que la renta variable -las acciones- son el instrumento más adecuado para los más jóvenes. ¿Por qué? Porque, si bien se trata de un activo con riesgo y volatilidad en su precio, a largo plazo es el que genera mejores retornos sobre la inversión. Y, después de todo, a los 20 o a los 30 hay mucho tiempo por delante para recuperarse de un traspié.
Sin embargo, pareciera que a los ‘‘millennials’’ y a los ‘‘centennials’’, el efecto pandemia y la altísima volatilidad de los mercados internacionales en 2022 los está llevando a ser algo más cautos. Según el informe de UBS, el 63% de los encuestados dijo considerarse un inversor de tipo moderado.
Reglas prácticas para jóvenes inversores
Para plantear una estrategia de inversión siendo muy joven (teniendo menos de 25 años), hay algunas reglas simples de poner en práctica que pueden ayudar a tomar decisiones antes de empezar a invertir:
- - Una es la regla del 120: Se resta la edad actual a 120 y ese numero es el que se debería invertir en acciones. El resto en renta fija. Por ejemplo, una persona de 30 años debería colocar el 90% de su capital en acciones. Y, a medida que pasan los años, ir cambiando el balance.
- - Otra regla similar -con un poco menos de riesgo- es la de invertir el número de su edad en bonos y el resto en acciones. En este caso, una persona de 30 años invertiría menos en renta variable (70%) que en el caso anterior.
Un poco más o un poco menos agresiva la estrategia, pero siempre con el mismo foco: asumir volatilidad y riesgo mientras se es joven, para pasar a un mayor porcentaje de renta fija a medida que se avanza hacia la edad del retiro.