En este año afectado por la aparición del Coronavirus escuchamos varias veces información relacionada con el déficit fiscal de varios países, y cómo la pandemia llevó a estos a aumentar sus gastos para poder ayudar económica y financieramente a los sectores económicos y sociales más golpeados.
¿Qué es el déficit fiscal?
Por un lado, los gobiernos federales recaudan dinero vía impuestos y otros ingresos; por otro lado, gastan ese dinero en prestaciones, gastos de seguridad social, subsidios, intereses de deuda, entre otros. Cuando gastan más de lo que les ingresa se genera un déficit fiscal, mientras que cuando logran ahorrar se llama superávit fiscal. Cuando hablamos en términos de déficit o superávit primario es porque no estamos incluyendo los efectos de la deuda y el pago de intereses.
¿Cómo se financia?
Cuando un estado tiene más erogaciones que ingresos tiene que conseguir esos fondos extras para poder gastar de más. Para esto hay tres posibles opciones:
- § Aumentar impuestos
- § Emitir dinero (emisión monetaria)
- § Tomar deuda
¿Cuáles son las consecuencias?
En primer lugar, al imponerle más impuestos al sector privado se desincentiva la inversión, de modo que disminuye la producción y la creación de empleo. En segundo lugar, la emisión de dinero tiene como consecuencia el aumento de la inflación, siempre y cuando, la mayor oferta de dinero no se corresponda con mayor demanda de dinero (dicho de otro modo, si hay más pesos en la calle, pero la gente no quiere esos pesos, los pesos van a circular más rápido en la calle porque las personas se los van a querer sacar de encima, por lo tanto, la inflación aumenta). Por último, el aumento de la deuda de manera sostenida puede complicar la capacidad de repago futura de esa deuda.
Lo ideal es que los estados tengan superávit fiscal para ir generando ahorro año tras año para poder hacer frente a más inversiones o para poder aumentar el gasto en períodos extraordinarios como el corriente.
¿Por qué no es recomendable un déficit fiscal permanente de largo plazo como en nuestro país?
En nuestro país, la falta de una moneda que pueda conservar su valor con el paso del tiempo genera que los individuos se refugien en monedas como el dólar. Por consiguiente, a medida que aumenta el déficit, es más difícil financiarlo con deuda porque la situación crediticia del país empeora, entonces queda únicamente la vía de la emisión. Las personas al notar que va a haber cada vez más pesos circulando en la calle, creen que estos van a ir perdiendo valor constantemente y decide no conservarlos; de manera que se va generando un círculo vicioso que se va retroalimentando.
En conclusión, un déficit fiscal permanente o estructural a largo plazo genera más daño del creído. Muchos dirán que EE. UU. tiene déficit constante, pero la diferencia es que ellos pueden emitir dólares, y el dólar tiene un fuerte respaldo internacional.