El dinero en nuestra billetera, constante y sonante, un billete sobre el otro listos para salir al ruedo y pagar cualquier producto o servicio. Ese sería un ejemplo de liquidez máxima. En el otro extremo, una propiedad, nuestra casa o nuestro auto. Aunque valen mucho, son ilíquidos. ¿Qué quiere decir? Que no podemos contar rápidamente con ese dinero para con él hacer frente a una necesidad... o aprovechar una oportunidad.
Hasta acá la definición informal, práctica y simple de Liquidez, esa palabra que se repite cada vez que nos hablan de inversiones y que es clave para el éxito de toda estrategia financiera. Vamos ahora con la definición formal, la que figura en los libros de economía: ''se entiende por liquidez a la cualidad de los activos para ser convertidos en dinero efectivo de forma inmediata sin una pérdida significativa de su valor. De tal manera que cuanto más fácil es convertir un activo en dinero, se dice que es más líquido''.
En el caso concreto de los activos financieros como títulos públicos, acciones o bonos corporativos, la liquidez se mide en el volumen de operaciones que se concretan a diario. Cuántos inversores hay comprando y vendiendo ese instrumento. Cuanto más volumen, más liquidez.
Ahora bien, ¿por qué es una cualidad tan importante y por qué debemos tenerla siempre presente a la hora de invertir?
- Porque un activo ilíquido puede traernos varias complicaciones a la hora de querer entrar y salir de la inversión, a la hora de comprar y vender.
- Porque al estar posicionados en un activo ilíquido podemos perder otra oportunidad de inversión que se presente.
- Porque cuanta menos liquidez tiene, más diferencia hay entre la punta compradora y la vendedora del precio.
- Porque activos más líquidos (o un mercado más líquido en general) representa menos riesgo para el inversor, porque podrá concretar la operación en el momento que crea más oportuno.
En todos los segmentos de inversión, sea de renta fija o variable, hay instrumentos que son más líquidos que otros. Por ejemplo, el mercado de títulos públicos nacionales suele ser muy líquido. Las especies más negociadas actualmente son, entre otras, el bono AL30 y el GD30.
Las Obligaciones Negociables (ON), siempre dentro del mercado de renta fija, son menos líquidas que los títulos públicos soberanos. También los títulos provinciales suelen tener menos volumen de negocios, menos liquidez, que los nacionales. ¿Quiere decir esto que el inversor debe descartarlos? ¡No! Quiere decir que deberá prever que quizás no pueda hacerse del dinero, de la liquidez, tan rápido como espera.
En cuanto a la renta variable, las acciones de las empresas que cotizan en el Merval tienen buena liquidez. Por el lado de los CEDEARs, de las 230 empresas autorizadas a negociarse vía estos certificados, no todas tienen negocios diarios. De acuerdo a los datos de ByMA, algunos de los CEDEARs con mejor liquidez son: Apple, Mercadolibre, Microsoft, Walmart, Mc Donalds, Exxon Mobil, Amazon, Coca Cola, Barrik Gold, entre otros.
Finalmente, los Fondos Comunes de Inversión (FCI) abiertos son instrumentos de inversión colectiva que cuentan, entre sus principales ventajas, la liquidez.
Un término nuevo para algunos, que desde ahora siempre deberían tener en cuenta a la hora de evaluar inversiones.