Para cada inversor, una estrategia

Antes de empezar a invertir es clave definir nuestro perfil de riesgo. Tradicionalmente se los clasifica en conservadores, moderados y agresivos, pero hay muchos matices dentro de cada categoría.

Distintos objetivos, distintas personalidades, distintas edades. Cada inversor es único y cada uno debe encontrar los instrumentos financieros más adecuados para que su estrategia resulte exitosa en el tiempo.

¿Cómo? Conociendo su perfil de inversor. Tal como sucede en otros órdenes de la vida, hay quienes no quieren tomar demasiados riesgos y dormir tranquilos, en el otro extremo, los hay más osados, dispuestos a transpirar adrenalina para mejorar los resultados. En el medio, una paleta inmensa.

Identificar ese perfil debe ser siempre el primer paso antes de empezar a invertir. En WINA, cada cliente nuevo tiene un diagnostico personalizado. “El perfil de cada inversor surge de una entrevista personal entre el cliente y el asesor”, explica Ignacio Grau, gerente comercial de WINA.

“Se evalúan objetivos, horizontes de inversión, los montos a invertir y también la frecuencia con la que se prevén hacer nuevos aportes. En función de todas estas y otras preguntas se define el perfil de cada inversor y se le sugiere un mix de productos acorde”, detalla Grau.

Aunque no se puede hablar de categorías estrictas en las que un inversor encaje al cien por ciento, la clasificación que se utiliza tradicionalmente indica que existen tres grandes grupos según el grado de aversión que tengan a asumir riesgo. Para cada uno de ellos, hay instrumentos y productos financieros más acordes que otros.

-Conservador: No arriesga su capital y no tolera ver fluctuaciones bruscas en las cotizaciones. Se siente más cómodo con la renta fija, sabiendo qué puede esperar concretamente de su inversión. Los ultraconservadores muchas veces terminan perdiendo dinero sin darse cuenta (especialmente en la Argentina), porque los instrumentos que eligen le garantizan el capital, pero su retorno está por debajo de la inflación, por ejemplo; es el caso típico del plazo fijo.

-Moderado: Acepta correr algo de riesgo para alcanzar un determinado objetivo; puede soportar volatilidad en los precios sin salir corriendo.

-Agresivo: No se inquieta por ver pérdidas temporales en sus inversiones. Persigue rendimientos altos. Las acciones (renta variable) son instrumentos que suelen incorporar a sus carteras.

El inversor debe saber también que riesgo y retorno están íntimamente relacionados. Cuanto más rendimiento pueda obtener, más riesgo estará asumiendo.

Autoevaluarse

Para iniciar este proceso de autoconocimiento previo a elegir dónde colocar su dinero, el inversor debe tener en cuenta algunos parámetros:

-Edad y situación actual: si tiene una familia a cargo, o si está en una etapa de crecimiento de ingresos, deudas, etc.

-Objetivos: ¿qué metas quiere alcanzar con la inversión? ¿en qué moneda se concretan?

-Horizonte de tiempo: ¿de cuánto tiempo se dispone para alcanzar esas metas? ¿son a corto o largo plazo?

-Riesgo: disposición a aceptar o no pérdidas de capital en el corto plazo; ¿Qué porcentaje de pérdida puede tolerar?

Todos estos lineamientos pueden darnos una idea del tipo de inversor que somos y de cuáles son los activos con los que nos sentiríamos más cómodos. Pero no debemos perder de vista que en un mismo inversor pueden convivir distintos “perfiles”. Un inversor puede ser muy conservador con el dinero que tiene separado para pagar un viaje de estudios para su hijo a fin de año, y puede también “arriesgar” una porción del fondo que está armando para su retiro, colocándolo en acciones que, a largo plazo, tienen buenas perspectivas de crecimiento.

Bien asesorado, cada inversor encontrará los instrumentos a la medida de cada necesidad.